Para comprender el tiempo nosotros hemos recurrido a la analogía entre este y el espacio: espacio, extensión y longitud por un lado y devenir, tiempo y duración por el otro. Esta es una analogía metrológica, ya que toma en cuenta la medida de estos dos elementos fundamentales.
Otra analogía es entre la materia y los cuerpos por un lado y el devenir y el tiempo por el otro. Los cuerpos materiales tienen las mismas propiedades que la materia: extensión, impenetrabilidad y consistencia. Esta es una analogía ontológica ya que relaciona el origen de una cosa con otra. Pero los cuerpos tienen una identidad, es decir, forma y estructura particulares. El tiempo es fluyente igual que el devenir, pero el tiempo lo identificamos por los tres periodos que lo dividen; pasado, presente y futuro. También los fenómenos tienen un tiempo especifico (duración). Cuerpo es a materia, como tiempo es a devenir.
El pensamiento filocrono (Filocronia) nos permite tener un concepto integral de la realidad: fluyente y finita. Fluyente porque todo cambia y finita porque todo tiene un principio y un final. El monismo temporal es lo que lleva a algunos a pensar que el tiempo no existe o que hay un más allá, una vida eterna (devenir sin tiempo).
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