Enviado por Florencio:
Convengamos entonces, si te parece bien, en que el tiempo es la medida del devenir y subrayemos enseguida la diferencia entre "tiempo" (la medida o medición) y "devenir" (lo medido). Dada esta distinción podremos decir que puede haber simple devenir (sin tiempo, es decir, sin ser medido), y devenir-tiempo (cuando el devenir es medido); pero nunca tiempo sin devenir.
Convengamos entonces, si te parece bien, en que el tiempo es la medida del devenir y subrayemos enseguida la diferencia entre "tiempo" (la medida o medición) y "devenir" (lo medido). Dada esta distinción podremos decir que puede haber simple devenir (sin tiempo, es decir, sin ser medido), y devenir-tiempo (cuando el devenir es medido); pero nunca tiempo sin devenir.
Enviado por Florencio:
Henri Bergson dice que ese tiempo es una espacialización de la duración, efectuada por nuestro intelecto, amigo de la materia, que ineluctablemente nos separa de lo vivo; pero que la duración misma es accesible a nosotros mediante algo que él denomina técnicamente "intuición". Sin embargo, el Padre Parménides y aún su hijo Platón, el transgresor, dirían que el bellísimo Bergson es demoníaco cuando atribuye al devenir el Ser y hace de lo estático una ilusión.
Henri Bergson dice que ese tiempo es una espacialización de la duración, efectuada por nuestro intelecto, amigo de la materia, que ineluctablemente nos separa de lo vivo; pero que la duración misma es accesible a nosotros mediante algo que él denomina técnicamente "intuición". Sin embargo, el Padre Parménides y aún su hijo Platón, el transgresor, dirían que el bellísimo Bergson es demoníaco cuando atribuye al devenir el Ser y hace de lo estático una ilusión.
Para Bergson la duración es el tiempo real de la conciencia. Bergson separa la habilidad de la intuición del intelecto y para él el devenir es la duración.
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