Tienen razón a medias los que afirman que el tiempo no existe, porque como ente abstracto es transreal, no existe en la realidad. Primero veamos la definición del concepto de devenir: el devenir es la sucesión continua de cambios o fenómenos que se delimitan por un inicio y un final. Todos los cambios físicos tienen un inicio, un devenir y un final. El tiempo es el intervalo entre dos momentos o cortes (interrupciones) que se derivan del devenir.
Como vemos el tiempo esta ligado indisolublemente al devenir el cual es real y palpable, por lo que la dualidad devenir-tiempo existe independientemente de nuestra mente. El tiempo considerado por separado es solo una idea o un concepto abstracto.
Cuando vamos al cine, las películas tienen un inicio, un devenir y un final. El devenir-tiempo es tan obvio y evidente que no requiere prueba ni demostración porque lo experimentamos a cada instante o momento.
La duración es la representación matemática (magnitud) del devenir-tiempo que se obtiene a partir de un fenómeno de ritmo regular o periódico en el cual identificamos el inicio, el devenir y el final.
Se dice que con el Big Bang se dio origen a la materia, la energía, el espacio y el tiempo. Que antes de la gran explosión había un punto singular altamente denso. Se considera al Big Bang como tiempo cero, o mas bien duración cero, porque el cero no tiene cabida en el devenir-tiempo. Si existía el punto singular existía el devenir-tiempo. En la duración cero hay devenir, pero se adopta como una convención. Por ejemplo, 10 minutos se cuentan a partir de cero, que es el primer corte, el inicio del intervalo. Pero cero no es ausencia de devenir, es una utilidad.
Ya sea por creación o por explosión nosotros contamos con esta variable dual muy útil que nos permite ordenar los hechos y eventos en secuencia: el devenir-tiempo.
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