LA VERDAD DEL TIEMPO

Ya hemos tratado anteriormente acerca del Método Científico para la determinación del Conocimiento Científico, o de la Ciencia, propiamente dicha. Hace unas cuantas décadas, nuestro querido, respetado y admirado científico Albert Einstein, enunciaba, como parte de su Teoría de la Relatividad, que la Verdad absoluta, pura, no existe, que toda verdad para serlo, tenía que estar sustentada (relacionada o relativa) a otra verdad anterior que la sustentara, de tal manera que cada verdad subyacente, tenía que ser encadenada a otra verdad anterior, ad infinitum. Y eso tuvimos que aceptarlo así todos los que pretendíamos obtener un título universitario en cualquier área de la Ciencia contemporánea. Con la aparición de la Física Quántica, y el uso de nuevas magnitudes para la medición del Tiempo en magnitudes infinitamente pequeñas, se complicó un poco la comprobación práctica de esas mediciones, no existían relojes que nos permitieran medir fracciones infinitesimales del Tiempo (recuerdo cuando comencé mis estudios de Computación, que la fracción más pequeña utilizable era el nanosegundo, algo así como una mil millonésima de segundo). Pero Quánticamente ya estas unidades quedaban sumamente grandes para un uso “relativamente” real en la medición del Tiempo necesario para la ocurrencia del cambio (devenir) de la Energía en Materia y viceversa Einsteniano. Más recientemente, se ha hecho más difícil sostener el concepto de nuestro amigo Einstein, de que el tiempo es una “cosa” parte del universo, capaz de ser doblada o curveada, como el espacio, a consecuencia del efecto de la Gravedad interplanetaria o Cósmica. Así que toda esta conceptualización se ha quedado, según el Método Científico, en “Teoría”, falta la comprobación práctica, real, para que sean Leyes del Conocimiento Científico Universal.

En la Filocronía, contamos con verdaderas comprobaciones relativas al TIEMPO; tenemos pruebas evidentes de su existencia cuando lo identificamos como parte intelectiva de la dualidad Devenir-Duración, y no sólo teóricamente, sino cuantitativamente, en cualquier magnitud aplicable, comprobable, que no existe el Devenir si no existiera el Tiempo, y viceversa (valga la redundancia del término). Ojalá la Ciencia Moderna se aplicara más al Conocimiento Filocrónico que promete grandes y mejores cambios para beneficio de la Humanidad.

Nelson E. Rivas Z. Venezuela. 06/02/2015.